martes, 3 de julio de 2007

respeto a le tercera edad II

Hace una semana tuve que coger el autobús. Para acceder al único asiento que quedaba libre, esquivé a dos viejos que estaban de pie en medio del pasillo, comentando lo bien que les había sentado la jubilación, que andaban varios kilómetros cada día, que la Viagra es el mejor invento de la historia. Tres paradas más allá uno de los viejos bajó del autobús sin despedirse del otro. El viejo que quedaba de pie se giró hacia mí y me miró. Yo lo miré. comenzó a toser y a golpear con el bastón en el suelo del autobús. La gente no tardó ni cinco segundos en comenzar a lanzar insultos sobre mí. Qué poca vergüenza. Como está la juventud. Por respeto a la tercera edad le cedí el sitio. El viejo me miró y sonrió. ¡Puto viejo de mierda!

El autobús chocó de frente contra un camión de la basura. Caí al suelo. No fui el único, el viejo salió disparado de su asiento y se partió el cráneo contra una de las barras del autobús, haciendo sonar el timbre que avisa al conductor que tiene que parar. Noté como me miraba. Yo lo miré y sonreí. ¡Jódase, viejo del demonio!

Fue la única víctima mortal del accidente. Los de la televisión local me entrevistaron. Durante toda esa semana la gente me señalaba por la calle, me saludaban. Incluso querían firmar en mi escayola.

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